miércoles, 10 de agosto de 2016

Muchos empezados. Uno terminado

Esta semana la cosa ha ido regular. Dos han acabado directamente en la basura y tres están en observación. No sé que va a ser de ellos. Espero rescatarlos, aunque uno en concreto tiene bastante mala pinta.
Este que dejo hoy es el único que se ha salvado de la quema. No daba un céntimo por él pero poco a poco ha ido resucitando y el resultado final me es satisfactorio.

Cuando pinto, muchas veces meto la pata de forma “equilibrada”, es decir, la cosa queda en un punto intermedio entre dos opciones antagónicas: el desastre total o la recuperación de la criatura. En estos casos nunca tiro nada. Son esas obras que las miras y dices: no pero…
Esas aún tienen posibilidades, y aunque no están nada claras, se intuyen. Yo las dejo un tiempo a parte y sigo con otra cosa. Cuando pasan unos días, o incluso unas semanas, las retomo, y ahí ya las veo de otra manera. Pero ahora es cuando viene la prueba de fuego. Si acierto en el tratamiento de recuperación se nota rápido, y ya sé que la cosa está salvada. Muy torpe hay que estar para estropearlas otra vez, aunque todo es posible y doy fe de ello. En ese caso vamos de entierro sin luto y sin llanto, que hablamos de pintura y la inspiración acecha.
Por supuesto, el berrinche no te lo quita nadie, pero así es la vida del artista.

Recordatorio: no todo está perdido cuando algo se desvía del camino previsto. Casi siempre este desvío ofrece nuevas rutas para descubrir cosas que de otra forma no las haría.

Anteperseida   ·   Bolígrafo y acrílico sobre papel   ·   20x20 

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